Una aurora fría vierte en el trigal
su melancolía de hora vesperal.
La melancolía como una canción
de suave emoción mece el alma mía,
mientras muere el día.
Sueños irreales cruzan por mi frente
como fantasmales sombras del poniente.
Son a sus reflejos fantasmas bermejos;
pasan por mi mente, cual soles irreales
en los arenales rojos del poniente.