Cierto viernes el famoso investigador británico Sherlock Holmes y su compañero de aventuras, el doctor Watson se van de campamento a las afueras de la ciudad para respirar el aire puro del campo. Tras disfrutar una apetitosa cena y una botella de vino, satisfechos se van a dormir a su tienda de campaña. Sin embargo, un par de horas después Holmes despierta y le da un empujón con el codo a su fiel amigo;
—Watson, mira el cielo y dime qué es lo que ves —le dice.
—Veo millones y millones de estrellas, Holmes —responde Watson.
—¿Y qué puedes deducir de ello?
Watson se queda pensativo unos momentos, y luego contesta:
—Bueno, astronómicamente, deduzco que hay millones de galaxias y probablemente miles de millones de planetas. Astrológicamente, puedo ver que Saturno está en Leo. Horológicamente, diría que son alrededor de las 3:15 de la madrugada. Meteorológicamente, me parece que mañana habrá un día esplendoroso. Teológicamente, comprendo que Dios es todopoderoso y que nosotros sólo somos una parte insignificante del universo. Y usted, Holmes, ¿qué es lo que deduce?
Holmes permanece en silencio unos instantes, y después exclama en tono enfurecido:
—¡Que eres un completo idiota, Watson! ¡Alguien nos robó la tienda de campaña mientras dormíamos!
No hay duda de que la delincuencia sorprende hasta al más listo, y las tonterías… pues también. Elemental mi querido lector.