Humor

En una ocasión, durante un viaje de trabajo a Jordania, el señor Thompson decidió cortarse el cabello en el hotel en el que se hospedaba. Así que se acercó a uno de los empleados y le preguntó dónde estaba la peluquería. Él lo miró muy desconcertado, de modo que el señor Thompson añadió:

—Estoy buscando un peluquero, ya sabe, una barbería…

Entonces al empleado se le iluminó el rostro y le hizo señas para que lo siguiera, pues ni el empleado hablaba inglés ni el señor Thompson el idioma local. Después de lo que pareció un recorrido completo por el hotel, acabaron en la gerencia. El empleado tocó cortésmente la puerta y después de escuchar el consentimiento para entrar la abrió.

Al verlos entrar, la gerente del hotel se levantó de su silla, el empleado se dirigió a ella, le dijo algo en otro idioma, se despidió y se retiró de la oficina. La gerente se sonrió, en tono amable se dirigió al señor Thompson y le dijo:

—Buenas tardes, señor. Me llamo Bárbara, el empleado me ha dicho que usted desea conocerme. ¿En qué le puedo servir?

Una pequeña y divertida muestra de que en función del idioma el significado y sentido de algunas frases y/o palabras pueden provocar graciosos desconciertos e inesperados encuentros.

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