En Colombia una pareja de casados esperaba con ilusión a su segundo hijo. Mientras la feliz madre estaba en el cuarto mes de su segundo embarazo, fue a ver al ginecólogo acompañada por su esposo y su hijo Gustavito, de cuatro años, para conocer el sexo del bebé.
Todos en la familia estaban muy emocionados, en especial el pequeño, sin embargo, a pesar de hacer malabares el médico no pudo determinar si era niña o niño debido a la posición del cordón umbilical en la ecografía. De manera que un poco decepcionado, les pidió que volvieran la semana siguiente para intentarlo otra vez.
Pero justo antes de marcharse, Gustavito tuvo una idea brillante, se paró en seco frente al doctor y le preguntó muy seriamente si era posible ver el cabello del bebé en la ecografía.
—¿El cabello? — preguntó con extrañeza el doctor.
— Sí, el cabello —afirmó el niño.
— ¿y para qué quieres verle el cabello?— replicó el doctor ante la desconcertante respuesta.
—Porque si tiene el pelo largo, ¡entonces es una niña! —exclamó Gustavito lleno de emoción.
No cabe duda, la inocencia y creatividad de los niños no tiene comparación.